CASO DE ÉXITO: FERMÍN

Fermín había dedicado su vida a la enseñanza y a escribir novelas, pero el progresivo agravamiento de su alcoholismo le había condicionado una incapacidad creciente para su actividad laboral y creativa, obligándole a abandonar el ejercicio de su profesión y la labor literaria durante el último año. 

Sumido en una situación de absoluta desesperación, en su primer contacto con el médico de adicciones suplicaba: “Yo me conformo con que me quites, aunque sea sólo un poco, esta angustia que me tiene amargada la vida”. Su adicción al alcohol le había conducido a un estado de permanente angustia con síntomas físicos de abstinencia desde por las mañanas, que sólo se aliviaba parcialmente con el consumo de casi una botella de whisky a lo largo del día.  

Ya hacía años que se percataba de su necesidad de beber alcohol para poder afrontar las jornadas de trabajo con sus alumnos. Y que ya no se podía sentar a escribir si durante el proceso no acompañaba su pluma con un vaso tras otro. Y que cada vez toleraba peor el alcohol, viéndose inevitablemente arrastrado a la embriaguez sin poder evitarlo. 

Aunque el consumo de alcohol no le ocasionaba trastornos de conducta llamativos, el estado de angustia permanente y la tristeza intensa y continua, lo mantenían cada vez más aislado y alejado de sus seres queridos. Las lagunas de memoria al día siguiente de los consumos contribuían a acrecentar sus sentimientos de culpa y vergüenza. Y la amarga sensación de impotencia frente al alcohol lo mantenía sumido en una actitud de desesperado abandono a merced de su enfermedad.  

Lo que sí se había agravado intensamente en los últimos años era su deterioro físico: la sensación de un cansancio infinito, la ausencia de hambre y el desagrado ante la idea de tener que comer. El despertarse por las mañanas tras una noche de continuos despertares y horas en blanco, para descubrirse las manos temblorosas y las piernas entumecidas, y buscar el vaso con la promesa de alivio que nunca acababa de llegar… 

Ingresó en Centro de Desintoxicación Renacer. Para su sorpresa, el tratamiento aplicado alivió con rapidez su terrible estado de ansiedad previa, y progresivamente, fue mejorando física y psicológicamente. Recuperar la libertad de no tener que beber unos tragos para poder salir de la cama se le antojaba como un regalo que no merecía. Pero durante su ingreso y con ayuda de terapeutas y compañeros también descubrió que estaba enfermo, muy enfermo. Y que, a su enfermedad, a pesar de los destrozos causados, se le podía hacer frente. Allí descubrió la clave y las estrategias para conseguirlo: mantenerse abstinente era poseer la llave de su libertad. Ahí empezó a dejar de sentirse culpable y empezó a embarcarse en el proyecto de reconstruirse y reconstruir su vida.  

Ya ha pasado un año y medio desde entonces. Fermín y su esposa han acudido con regularidad a las revisiones médicas y psicológicas y comparten una amplia sonrisa que ahora ya es de los dos. En este año y medio han pasado por momentos difíciles, pero han podido hacerlo juntos, cogidos de la mano. Dicen que merece la pena. Quieren seguir caminando.