16 JULIO 2018

Recuerdo como si fuera ayer la primera vez que pasé por el pasillo del “Hogar” y hoy ya se cumplen diez años.

Enfermera en Fundación Hogar Renacer

No puedo negar lo asustada y nerviosa que llegué a hacer la entrevista: la posibilidad de un nuevo empleo, nuevos compañeros y, sobretodo, atender una enfermedad que desconocía en la práctica y que además se encuentra desgraciadamente tan estereotipada como son las adicciones.

Cuánto he aprendido desde ese 16 de Julio de 2008: del trabajo diario, de mis errores, de mis aciertos, de mis compañeros, de mis pacientes,… ¡y qué orgullosa me siento de todo ello!

Estoy rodeada de un magnífico equipo y os aseguro que lo digo con la boca grande. No sólo hay que ser bueno administrando un tratamiento, pautándolo, atendiendo las llamadas o manteniendo limpia una habitación, sino hay qu ser amable, firme cuando sea necesario, cariñoso o empático.

¡DE ESO MI GENTE VA SOBRADA!

Y si hay algo que he aprendido por encima de todo es a observar y leer los ojos de mis pacientes, pues no hay boca que hable mejor.

A través de ellos y, aunque sus acciones digan lo contrario en muchas ocasiones, es donde veo ese grito pidiendo ayuda para ser libres de lo que tanto daño les hace.